Santa Rita, Yoro: Asesinan a Olbin Rolando Mejía Cruz

Junio 29, 2014. Santa Rita, Yoro. Salinas Network.

Sigue en aumento el índice de homicidio en la ciudad y municipio de Santa Rita, Yoro, Honduras. Hoy domingo a las 12:00 del meridiano se suscitó un nuevo hecho violento en el barrio Centro de ésta localidad. La persona que perdió la vida de manera violenta fue identificado con el nombre de Olbin Rolando Mejía Cruz, más conocido como "El tiqui o pando", 40 años de edad, residente en la II Calle entre la II y III avenida del barrio El Centro de Santa Rita, Yoro. El ahora difunto Olbin Mejía era esposo de la reconocida maestra de educación básica Nolvia Zonidia López Hernández. Según las versiones de testigos oculares el lamentable suceso se registró exactamente a las 12:00 del mediodía de hoy domingo. El lugar de fatídico homicidio fue dentro de la propiedad de doña Carmelina Mejía, tía del ahora difunto Olbin Mejía. El desafortunado hombre Olbin Rolando Mejía no pertenecía a ninguna mara o pandilla, sin embargo, simpatizaba con el grupo juvenil del Big Barrio 18, ya que la mayoría de sus ex compañeros de estudios y amigos se encontraban integrando dicha agrupación criminal. Según la versión de algunos familiares del occiso han informado que Olbin Mejía había recibido amenazas a muerte por parte de miembros activos de la Mara Salvatrucha (MS-13), similar forma, de la Pandilla 18 de Agua Blanca Sur, El Progreso, Yoro. Hechos La Policía Nacional con sede en Santa Rita, Yoro informó que el ahora occiso Olbin Mejía al momento de ser asesinado se encontraba bajando una leña de un vehículo propiedad de su tío Marco "Kate" Mejía en el hogar de su tía Carmelina Mejía. Repentinamente un sujeto llegó hasta el portón de dicha residencia, encañonó a un joven que se encontraba cerca de ahí, lo hizo incarse y que guardara silencio, luego; sacó de forma rápida su arma 9 milímetro y gritó, "Tiqui, esto es para tí", disparó cinco veces a quemarropa, matándolo en el acto. El joven que se encontraba incado esperaba con mucho miedo su muerte, pero se salvó de puro milagro. El ejecutor del crimen sólo le pidio que siguiera incado cinco minutos más y que no dijera absolutamente nada a ninguna persona que lo interrogara. El cuerpo de Olbin Mejía quedó boca arriba, a inmediaciones de un viejo garage de madera, presentaba varios impactos de balas.